Sé que mi respuesta llega un poco tarde, pero con el trajín de las fiestas navideñas llevo casi dos semanas sin estar en casa. Ahora es cuando puedo sentarme y ver las fotos (magníficas, como no podía ser de otra manera) y hacer mi pequeña crónica.
Lo que han hecho Carlos y Virginia ayudados por sus padres y por Óscar es formidable. No ya por el gasto económico, que se estima elevado (y más en estos tiempos que corren), sino por organizar y después recoger lo que se convirtió en una bacanal de risas y buen ambiente. Quiero daros las gracias tanto por lo riquísimo de las viandas como por la organización que tuvisteis, el estupendo lugar escogido y, por encima de todo, por haber sido capaces de conseguir que nos juntásemos tantos para hacer un buen grupo y divertirnos.
Siempre he dicho que en las concentraciones lo menos importante son los premios. ¿Quizá sería porque en escasas ocasiones he recibido uno? Puede ser, nunca me tocó salir al escenario a recoger nada, ya sea porque no fui el más lejano, ni el que llevaba un coche más antiguo o, últimamente, por encontarme al otro lado del micrófono. El trofeo que en esta ocasión me tocó me llegó al alma por ser el primero justamente merecido y, sobre todo, porque se trata de algo artesanal y único, de modo que su cotización a día de hoy es incalculable. Óscar, muchísimas gracias por haberte tomado las molestias en darle forma. Ahora ocupa un lugar muy destacado en el salón de casa.
Llevaba años queriendo regresar por el norte... y este año lo hice por partida triple: en junio, a Pola de Allande con mi ex R-12 TL "Josemi", en agosto viajé a Coruña con Hamabi en su infatigable R-12 S, y ahora ha sido en mi incombustible BMW que tan buen resultado está dando. La caja de cambios del R-9 no está para muchos trotes, y casi que agradezco haberme pegado los 1.800km en un coche moderno y silencioso.
En cualquier caso, hay una culpa para que este año me haya desplazado en tantas ocasiones, y ha sido porque las ocasiones bien lo merecían: las ocasiones de disfrutar con esta gente que uno va conociendo por estos mundos del clasiqueo foreril y que, poco a poco, se van haciendo un hueco en tu círculo de amistades. Y estas ocasiones saben a poco, las cosas como son.
A los conocidos, porque cada vez que nos vemos se convierte en un placer. Savil, Ali, Pablo... A los desconocidos, porque da gusto ir descubriendo nuevas personalidades y nuevos conceptos, además de ampliar el círculo con personas como Virginia y Marcial (con quienes no había tenido ocasión de charlar tanto) u Óscar, con el que apenas crucé palabra en Torrelaguna. Y a los más allegados, porque viajar con ellos siempre es una grata experiencia de situaciones cómicas y complicidad. Hablo evidentemente del Comando Madrid, todos gentuza de barrios tan insignes como Vallecas, Vicálvaro, Villaverde...
Quiero hacer una mención especial hacia Ali. En mayor o menor medida muchos tomáis fotos, por fortuna, pero hay otros que nos desentendemos porque sabemos que ella está detrás de la cámara y que siempre saldrá un reportaje fotográfico de primera. Si un día ella hiciera huelga de objetivo caído sin advertirnos, probablemente no habría constancia gráfica del evento, de modo que en mi opinión se merece un fuerte aplauso.
Lo he pasado estupendamente. Celebro el haber caído en este grupo por casualidad, y espero con impaciencia que nos volvamos a ver pronto.
Abrazos y besos, a gusto del consumidor.
¡¡Feliz año!!
